Los errores del lenguaje con el paso del tiempo se han ido clasificando de diferentes maneras. Según Hoyos y Marrero (2006) se pueden clasificar en:
Morfológicos; dificultad de la concordancia de género o número entre los elementos del sintagma nominal y de su verbo («es que yo desde chiquitito ha estado observando») y los errores del uso de prefijos y sufijos («¡Qué deshigiénicos!»). Error léxico; la categoría sintáctica se selecciona correctamente pero el elemento adecuado no («vi tu hijo en el periódico, ella es abogado ¿cierto?»). Errores sintácticos; colocar algún elemento de la oración en un lugar equivocado («se quemó con el vapor, como está mucho hirviendo»). En 2013, Eisenberg y Guo clasificaron los errores de los niños y niñas en las siguientes categorías: fragmentos, error en la estructura del argumento, error en el uso de pronombres, error en la marca de tiempo en los verbos, error en los morfemas gramaticales y errores léxicos en palabras de contenido y de orden de palabras. Bedore, Peña, Gillam y Ho (2010) clasificaron como agramaticales las oraciones que incluyesen errores como la omisión, errores de número, de género, del tiempo verbal o la sustitución de preposiciones y pronombres. Y por último en 2018 Del Valle, Acosta y Ramirez categorizan los errores en morfológicos; concordancia determinante-sintagma nominal y concordancia sujeto-verbo, y sintácticos; omisiones, sustituciones y adiciones
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